Aburrimiento y desorden: síntomas de ‘enfermedad social’ en el extrarradio francés

Aburrimiento, desorden y violencia: síntomas de ‘enfermedad social’ en el extrarradio francés

Después de la Segunda Guerra Mundial, Francia planeó construir unas 500.000 viviendas anuales durante toda la década del sesenta, ubicadas en lo que el gobierno llamó zonas de urbanización prioritarias (ZUP). Inicialmente, este proyecto despertó entusiasmo en sus habitantes, que por fin encontraron un espacio digno en las ciudades, pero al poco tiempo la convivencia se volvió caótica.

Aquella construcción masiva se dio, básicamente, por tres razones. La primera fue la necesidad de levantar nuevos edificios después de las destrucciones que dejó la guerra. La segunda fue la migración de campesinos hacia zonas urbanas en una época de bonanza económica conocida como los ‘treinta gloriosos’, entre 1945 y 1973. Y la tercera fue la llegada de inmigrantes y la repatriación desde Argelia de un millón de personas en 1962. 

Para superar la escasez de viviendas, las autoridades compraron lotes en áreas rurales que por lo general estaban en periferias de municipios, donde no había transporte ni servicios públicos. En esos sitios construyeron inmensos edificios en bloques con centenares de apartamentos para alojar principalmente a obreros y empleados de fábricas que antes vivían en casas pequeñas, viejas y mal dotadas. Los primeros habitantes estaban felices cuando recién se mudaron, pero la satisfacción se extinguió pronto.

A estos lugares también llegaron inmigrantes, que encontraron un ambiente hostil. La comunicación entre los vecinos se hacía difícil porque se trataba de personas que venían de diferentes países, con distintas lenguas, costumbres y religiones. Como además estaban alejados de las ciudades, se sentían excluidos, sin empleo, comercio, ni escuelas y quedaron estigmatizados cuando aparecieron brotes de aburrimiento, desorden y violencia, algo que se consideró como una ‘enfermedad social’. Los medios registraban con frecuencia incendios, riñas y homicidios en aquellas periferias, que en Francia llaman ‘extrarradio’. 

Los problemas se estaban saliendo de las manos y fue necesario demoler aquellos bloques de apartamentos. El primero que cayó fue en 1978 en un barrio de Villeurbanne, en Lyon. Tres años después, en 1981, en el barrio Minguettes, en Vénissieux, fueron quemados 250 carros en un disturbio. La infernal jornada pasó a la historia de Francia como ‘el verano caliente’ y sirvió para acelerar la destrucción de los edificios. Técnicos contratados por las autoridades derribaron las estructuras con explosivos y ante cámaras de televisión, como pasó con la emblemática Ciudad de los 4.000, en La Courneuve. En los noventa demolieron entre 3.000 y 5.000 viviendas cada año, en el 2002 tumbaron 8.000 y en el periodo de 2004 a 2008, Francia planeó arrasar con 200.000 apartamentos. 

Los beneficiarios de aquel proyecto optaron por trasladarse cerca de la ciudad o a casas individuales, así estuvieran en suburbios. La estrategia de usar cemento y ladrillos para resolver problemas sociales fracasó, tal cual ocurrió en Pruitt-Igoe en San Luis, Estados Unidos.

Referencias

Castrillo Romón, M. (2010). El urbanismo de renovación de grandes conjuntos de vivienda social en Francia, 2004-2008. Revista Proyecto, Progreso, Arquitectura. No2. Superposiciones al territorio, 54 67

Chaslin, F. (26 de noviembre de 2005). La guerra francesa del extrarradio. El País. 

INA Société. (23 de julio de 2012). Destruction de la barre Debussy à la cité des 4000 | Archive INA. [Archivo de Video]. Youtube. https://www.youtube.com/watch?v=-Pzl1cojTN8

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