De la pizarra al algoritmo, el progreso tecnológico y social de la educación híbrida
Es imposible hablar de pedagogía sin mencionar las herramientas digitales. Los tiempos en que un profesor recitaba discursos en un salón de clase para que los estudiantes se lo aprendieran de memoria quedaron atrás. Desde cuando la pandemia del COVID-19 obligó a cerrar las aulas, la mezcla híbrida de espacios presenciales y virtuales cobró relevancia. Esto reveló nuevas formas de acceso al conocimiento que son efectivas para continuar la formación en momentos de crisis, ampliar la cobertura y personalizar la enseñanza. El papel de los docentes cambió con la informática.
La educación híbrida ha pasado por diferentes etapas. Para el siglo XVII, la didáctica clásica establecía que el profesor debía transmitir contenidos en orden secuencial, de lo básico a lo complejo, para que el alumno los memorizara (Escobar et al., 2021). En ese entonces, el pedagogo Juan Amos Comenio propuso usar libros con dibujos para educar y, con esto, abrió la puerta a la formación autónoma (Rama, 2021). Ya el saber no provenía solamente de lo que escribía un maestro en el tablero, sino también de lo que cada quien consultaba por su cuenta. Entre tanto, los análisis sobre neuropedagogía arrojaron que la instrucción es más efectiva si el estudiante investiga, resuelve problemas, le encuentra utilidad a lo que hace, experimenta emociones agradables y recibe atención personalizada (Vargas et al., 2022). A finales del siglo XIX, el movimiento de la escuela activa o escuela nueva ubicó a los aprendices como protagonistas. Es decir, ellos empezaron a construir su conocimiento a partir de experiencias individuales y colectivas. Los tutores dejaron de recitar datos de enciclopedia y pasaron a ser orientadores (Escobar et al., 2021). Eso es lo que los académicos llaman aula invertida.
Esa función activa de los estudiantes y el nuevo rol de los docentes como asesores abonaron el camino para ampliar el acceso al conocimiento. Mientras la oferta educativa presencial se concentraba en áreas urbanas, la tecnología posibilitó la formación a distancia en zonas rurales o periféricas. Inicialmente, esta manera de aprender se hacía por correspondencia. Los alumnos les enviaban a sus profesores correos físicos con manuscritos para plantear preguntas o entregar sus tareas. Los tutores respondían y devolvían los trabajos corregidos por el mismo medio. Esto hacía que la interacción fuera lenta, con extensos períodos entre las correspondencias. Después, la radio y la televisión permitieron crear materiales didácticos audiovisuales para facilitar la comprensión de los contenidos. Sin embargo, la comunicación entre maestros y aprendices seguía siendo lenta, por medio de la mensajería postal. La educación híbrida se complementaba con esporádicas reuniones en un mismo espacio físico para dialogar o presentar exámenes. Finalmente, el acceso a internet y a las computadoras facilitó el uso de correos electrónicos y plataformas educativas. Ahora, docentes y estudiantes conversan de manera fluida y comparten contenidos multimedia desde cualquier lugar. Los encuentros cara a cara siguen siendo ocasionales, pero gracias a las herramientas digitales hay más comunicación en tiempo real (Montero y Abadía, 2018).
Para el siglo XXI, la tecnología se volvió fundamental y la educación híbrida empezó a consolidarse como un modelo pedagógico que integra la presencialidad y la virtualidad. La pandemia del COVID-19 provocó repentinamente el encierro de casi toda la humanidad a comienzos del 2020. Las instituciones educativas tuvieron que adoptar clases, tareas y evaluaciones en línea de un día para otro (Rodríguez, 2023). Este aislamiento obligó a conocer las bondades de la educación híbrida para quienes no estaban relacionados con esta modalidad. Su acogida fue evidente. Las estrategias que combinan la cercanía del aula física y la flexibilidad de lo digital dejaron de ser una mera opción y se volvieron una necesidad (Rodríguez y Viltre, 2023).
Entre 2022 y 2023, la irrupción de la inteligencia artificial capaz de producir contenidos cambió radicalmente el panorama educativo. Los sistemas evolucionaron de tal forma que no solo producen imágenes y textos, sino que superan exámenes académicos y simulan conversaciones humanas (Navarro-Dolmestch, 2023). Las universidades se dieron cuenta de que esta tecnología logra reemplazar tareas mecánicas que hacen los docentes, como calificar trabajos y pruebas o responder inquietudes sobre los contenidos de los cursos. Incluso, los algoritmos pueden analizar datos de los estudiantes para ofrecer una atención personalizada, conforme al contexto y las necesidades de cada usuario (Cruz et al., 2024).
La formación híbrida responde a las exigencias del presente y proyecta el futuro de la enseñanza. Desde los libros ilustrados hasta la inteligencia artificial, la educación ha transitado por una ruta de cambios constantes. Ahora las aulas se expanden más allá de los muros, mientras las maneras de acceder al conocimiento se reinventan con cada clic. Los modelos de aprendizaje automático capaces de producir contenidos como textos e imágenes están transformando las funciones de los profesores. No se trata solamente de una reacción urgente para adaptar plataformas tecnológicas a los métodos pedagógicos convencionales, sino de una oportunidad de replantear todo el sistema educativo.
Referencias
Cruz Argudo, Francisco; García Varea, Ismael; Martínez Carrascal, Juan; Ruiz Martínez, Antonio; Ruiz Martínez, Pedro; Sánchez Campos, Alberto, y Turró Ribalta, Carlos. (2024). La inteligencia artificial generativa en la docencia universitaria: Oportunidades, desafíos y recomendaciones. Crue Universidades Españolas.
Escobar Jurado, Sara Isabel; Egea Arciniegas, Tatiana Gissell, y Leal Bolaño, Nelson Luis. (2021). Didácticas en la educación superior: Una mirada desde los ambientes virtuales de aprendizaje. Universidad Nacional Abierta y a Distancia (UNAD). ISBN: 978-958-651-757-7 e-ISBN: 978-958-651-758-4
Montero, René, y Abadía García, Constanza. (2018). Acompañamiento docente en educación superior a distancia, estrategias que favorecen la formación. Memorias III Congreso Mundial de Educación Superior a Distancia. https://doi.https://doi.org/10.22490/25904779.2929org/10.22490/25904779.2929
Navarro-Dolmestch, Roberto. (2023). Descripción de los riesgos y desafíos para la integridad académica de aplicaciones generativas de inteligencia artificial. Derecho PUCP, 91, 1–17. https://doi.org/10.18800/derechopucp.202302.007
Rama, Claudio. (2021). La nueva educación híbrida. Cuadernos de Universidades, 11. Ciudad de México: Unión de Universidades de América Latina y el Caribe. ISBN: 978-607-8066-64-3
Rodríguez Maradiaga, Merlin Exequiel. (2023). Rol docente en el modelo híbrido: simbiosis del aprendizaje continuo con la educación convencional a distancia. Revista Científica Estelí, 12(46), 108–127. https://doi.org/10.5377/farem.v12i46.16478
Rodríguez, Ramón, y Viltre, Carlos. (2023). Educación híbrida llega para quedarse. Metodología CESPE para la educación en modalidad híbrida. Experiencias prácticas. Revista Cubana de Educación Superior. Disponible en :
http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0257-43142023000200022.
Vargas Angulo, Ligia Elizabeth; Sellan Icasa, Víctor Manuel; Escobar Torres, Alicia Filadelfia, y Ramos Fuentes, Lázaro Francisco. (2022). Neuropedagogía, sugerencias metodológicas para su aplicación en la enseñanza superior. Revista Científico de la Provincia Granma, 18(1), 568–580. Universidad de Granma. ISSN: 2074-0735.
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